Todos los años lo mismo: carga con la cesta, cenita de empresa, decepción porque no has pillado nada en la lotería, besos y besos deseando feliznavidadyprósperoañonuevo por doquier, reunión familiar que siempre acaba en bronca, lombarda que es buena para la resaca, explicaciones de lo que no vas a hacer en nochevieja, paseo por Madrid junto a los 4 millones de habitantes de la ciudad, pelucas, petardos, besos y besos deseando queeldosmilnuevetetraigalomejor, besos y besos con felizmetidaysacadadeaño por doquier, reunión familiar que vuelve a acabar en bronca, pelar las uvas, explicaciones de por qué pelas las uvas, doce campanadas, besos con algo de rencor, copita de sidra, más petardos, telediario que te retransmite el fin de año desde Berlín, Pekín y Dublín, calor: no puedo dormir y tengo sed, contenedores llenos, basura por el suelo, cero bares para desayunar en año nuevo, cero prensa, sopita que es buena para la resaca, atracón de imágenes televisivas de lo mejor del año que se fue, y de lo peor, centros comerciales abarrotados, tiendas de barrio también abarrotadas, quebraderos de cabeza con compras surrealistas, roscón sin nata, coloca los regalos, gracias pero "¿ésto qué es? ¿para qué se usa? ¿se puede cambiar?", caras de póker, desayuno con roscón con nata, vuelta al trabajo, besos y besos por doquier con felizañonuevoquétehantraidolosreyes, y se repite el bucle. A preparar lo mismo para el siguiente año.
También aparece el lado trágico, es época donde recordar a los seres queridos-perdidos, a sonreir a los pobres de la calle, a intentar reconciliarse con el prójimo.....
Estoy harta de todo este teatro. No quiero ser feliz cuando las fechas lo marquen. Y sobre todo, no quiero seguir haciendo siempre lo mismo. Intentaré ser consecuente con mis ideas, y no pasar este año por el mismo aro. Siguiendo la tradición, deberían ser unos días de reuniones familiares. Y punto.